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Historia #3 de aborto: A mis 40 años aborté

Aborto Seguro

Historia #3 de aborto: A mis 40 años aborté

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Tengo los pies al borde de la línea; la que separa la arena del agua clarita del mar de mi bella costa. Me miro los dedos, los muevo mientras se mojan y me siento bien, me siento en paz. Es la misma sensación que me atravesaba cuando veía los pies de Ignacio asomarse por entre las sábanas de mi cama.

Desde que nos conocimos a los 17 años, mi mamá siempre decía: “Negrita, con ese pelao es que tú te vas a casar”, y yo sentía que la vergüenza me iba a hacer explotar los cachetes. Por suerte, ni mi papá que era tan conservador, le veía problema a que Ignacio fuera mi novio. “Es de buena familia”, decía. Eso sí, las visitas siempre en la sala o en el jardín y nunca más tarde de las 9 de la noche. 

Parece increíble que ya hayan pasado 22 años desde que teníamos citas con normas, reglas y los ojos vigilantes de toda mi familia alrededor. Y más increíble aún es que lo que dijo mi mamá resultara ser cierto; ese “pelao” me propuso matrimonio cuando juntó los primeros pesos que se ganó administrando el restaurante del viejo Miguel; yo tenía 21 y él 24 cuando colgamos una hamaca de colores en nuestra primera casa arrendada y a riesgo de sonar melosa, puedo decir que después de tanto tiempo estamos tan enamorados como siempre. 

Los mellizos llegaron un año después: la adoración de mis papás, los consentidos de mis suegros. Y es que Ignacio y yo siempre supimos que queríamos ser padres pero por allá llegando a los 30 años. Sin embargo, mi embarazo nos sorprendió a todos porque no estaba planeado, aún así yo acababa de graduarme como técnica en contaduría y a Ignacio no le iba mal en el restaurante, por lo que ser papás no sonaba mal. 

Criar un par de niños no fue fácil, nunca lo ha sido y nunca lo será. Siempre hemos querido lo mejor para los pelados, pero en Colombia, eso cuesta y mucho. Aunque no me quejo, tenemos lo necesario y con agradecimiento puedo decir que nada nos falta y nada nos sobra. 

*** 

Recuerdo la mañana que me enteré. Fue unas semanas después de cumplir 39 años, llevaba unos días enferma: mareo, vómito, y un dolor horrible en todo el cuerpo. “Tú vas a estar es preñada”, me dijo mi mamá y lo que para mí era improbable en ese momento, lo comprobó una prueba de embarazo que compré en la esquina de la casa. 

Embarazada ¿De nuevo?...

A los 40 años…

Con 2 hijos adolescentes… 

Me fui a caminar al malecón, llevaba el vestido de flores que tanto le gusta a Ignacio y en una libreta, la misma que servía de directorio de teléfonos en mi casa, apunte muchas frases y preguntas sueltas: ¿Quiero ser mamá de nuevo? ¿Cómo cambiará mi vida si tengo otro hijo? ¿Y si salto? ¿El agua estará muy fría?... ¿Estoy bien?, y la respuesta a esa última pregunta fue la más decisiva, aunque siempre me he considerado una mujer fuerte, lo cierto es que saber que estoy embarazada me afectaba a cada segundo, reconocí la ansiedad y el pánico que me acosaba y vi de frente la soledad de quien guarda un secreto. Ahí lo dije en voz alta: no voy a seguir con este embarazo. 

Sé que cuando uno lee estas historias, la curiosidad e incluso el morbo son los que, en su mayoría, motivan el clic. Lo entiendo. Es parte de seguir viendo el aborto como un tema tabú y no como un derecho. Sin embargo, aquí no habrán más detalles porque una vez tomé la decisión todo se puso más claro y acceder a un aborto en las condiciones de seguridad necesarias no fue complicado. 

Hoy sé que no todas nacemos para convertirnos en madres. No todas queremos serlo más de una vez y aunque no lo creas, cuando se afecta tu salud, las manifestaciones no siempre son físicas. Lo que siente tu corazón y lo que vaga por tu mente también cuenta.

Historias de aborto en Colombia

En Colombia, bajo la Sentencia C-055 de 2006 se garantiza el aborto seguro como un derecho de las mujeres.

La Corte Constitucional reconoce la interrupción voluntaria del embarazo como un derecho fundamental, que debe estar garantizado por el sistema de salud, cuando:

La continuación del embarazo constituya peligro para la vida o la salud de la mujer

Cuando exista una incompatibilidad del feto con la vida

Cuando el embarazo sea el resultado de una conducta de violencia sexual, debidamente denunciada.

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